lunes, 21 de junio de 2010

La chispa de Dios ¿Qué pasó al principio de todo?


...Esta cuestión torturó al físico más grande de la historia, Albert Einstein, que llegó a afirmar que Dios "no juega a los dados con el universo". Einstein no creía en un Dios cristiano tradicional, ni tampoco aceptó que nuestro universo era el simple resultado de un accidente. Sin embargo, comentó que el aspecto "más incomprensible del universo es que es comprensible". Para Lawrence Krauss fue casi una declaración de fervor religioso. Lo cierto es que aquellos que le presentaron como un ateo convencido se equivocaron. "Lo que me diferencia de los llamados ateos es un sentimiento de absoluta humildad ante los inalcanzables secretos de la armonía del cosmos", dijo el gran sabio, según recoge la última biografía del escritor norteamericano Walter Isaacson. Los ateos fanáticos, explicó Einstein en una de sus cartas, "son como esclavos que todavía sienten el peso de sus cadenas cuando se han despojado de ellas tras una dura lucha. Son criaturas que, en su resentimiento contra la religión tradicional como opio de las masas, son incapaces de oír la música de las esferas".
Además de un prestigioso cosmólogo, Krauss es uno de los mejores escritores de best-seller sobre el universo (su último libro es Quintaessence, the mistery of the missing mass), y deplora usar el término Dios en sus obras. "Todo lo que sabemos del universo está constreñido en una región que ocupa el espacio de un solo átomo. ¡Es increíble!". El hecho de que las matemáticas sean el lenguaje de la naturaleza es uno de los hechos más sobresalientes e inexplicables". Y Krauss se hace la siguiente pregunta: ¿por qué somos capaces de describir el universo desde que tenía billonésimas de segundo y predecir su futuro usando las matemáticas? "No hay razón por la que el universo tenga que ser tan comprensible".
"Creo que las leyes de la física no son el resultado de un mero accidente, sino que son bastante especiales en su forma", responde por su parte Paul Davies, el director de Beyond. "El hecho de que la mente humana pueda entender la realidad profunda de la naturaleza y hacer que el mundo tenga sentido" es algo que también le inquieta. "¿Por qué podemos hacer eso? Nuestras mentes han sido moldeadas por la evolución para ayudarnos en nuestra supervivencia. ¿Qué tiene que ver eso con la física cuántica o los agujeros negros?".
Reacciones del tipo "es como mirar a Dios" o "estar delante del génesis" no implican necesariamente una confesión religiosa cuando uno está envuelto en asuntos de este calado. ¿Por qué se reacciona así? "La investigación científica es un trabajo duro", razona Polkinghorne. "Y la recompensa es a menudo en forma de maravilla, acerca del orden establecido en el mundo. Es algo que resulta profundamente satisfactorio desde el punto de vista intelectual". Pero la ciencia, de acuerdo con este físico y sacerdote, explica el proceso, "cómo ha ocurrido", pero no explica el "porqué".
De acuerdo con Polkinghorne, la ciencia no puede ir más allá. La belleza racional del universo es algo tan chocante que incita a buscar una explicación.
¿Experimentan los cosmólogos un sentimiento trascendente cuando investigan las etapas tempranas del universo? "Absolutamente", coincide Lawrence Krauss. "Estamos empezando a hacernos preguntas que jamás creíamos que pudiéramos responder. Es alucinante. Y muy inspirador. Muchos de mis estudiantes me abordan y me comentan: la creación según la Biblia es bastante aburrida". La historia real de cómo surgió el universo es una fuente de inspiración espiritual, "más fascinante de lo que nos imaginamos jamás".

VIAJAR EN EL TIEMPO


De acuerdo. Pero hay escritores que anticiparon viajes en el tiempo, como H. G. Wells, algo que hoy la física no rechaza de plano. ¿No le inspiran?
Arthur Clarke, en su libro 2001, habló sobre la época en la que los robots nos hablarían de forma rutinaria, pilotando naves espaciales, cuando tuviéramos una base lunar. Se adelantó cien años. En 2100 tendremos estas tecnologías. Pero Clarke entrevistó a científicos. En mi caso, no soy un escritor de ciencia ficción, sino un físico. Y los físicos creemos que el viaje en el tiempo podría ser posible. Hay una rendija en las ecuaciones de Einstein, de la que él era consciente. El tiempo es como un río que fluye más velozmente o más despacio. Pero Einstein no sabía que pueden existir remolinos en este río temporal, que pueden hacer que se divida en dos. Aunque el viaje en el tiempo resulte impracticable ahora, es una posibilidad. Si dispusieras de una energía fantástica como la de un agujero negro o una estrella que explota, quizá podrías anudar este río, algo al alcance de una civilización extraterrestre millones de años más avanzada que la nuestra. Suelo decirles a mis amigos que si alguien alguna vez llama a su puerta y le dice que es su ta-ta-ta-ta-ta-ta-tataranieto, no convendría darle un portazo sin más.

¿Hasta qué punto resulta arriesgado hacer predicciones?
Su teléfono móvil tiene más poder de computación que toda la NASA de los años sesenta que logró colocar a un hombre en la Luna. Como físicos, sabemos el ritmo al que evolucionan los ordenadores. Por eso podemos adentrarnos 15 o 20 años en el futuro. En 2020, los chips costarán un penique. Lo que significa que el poder de computación será invisible, estará en todas partes y en ningún lugar, como la electricidad, el papel, el agua. Tendremos ordenadores dentro de nosotros, en nuestra ropa, en las paredes.

¿Qué sucederá con Internet?
Estará en todas partes, incluidas tus lentes de contacto. Cualquier cosa que veas será Internet. Con un parpadeo, puedes conectarte en línea. Si eres un estudiante universitario y tienes que hacer un examen final, en vez de memorizar todos los hechos y gráficos, simplemente parpadearás. Lo que significa que nosotros, los profesores, tendremos que diseñar mejores exámenes que no se basen en la memorización. Si te encuentras con alguien que no sepa inglés o español, tus gafas o tus lentillas te traducirán lo que diga, en forma de subtítulos. En los últimos diez años ya tenemos máquinas electrónicas de dictado a las que hablas y escriben con un 95% de eficacia.
Muéstreme algún ejemplo de una física imposible.
Bueno, es un poco embarazoso. Enseño óptica a mis estudiantes de ingeniería. Antes les decía que la invisibilidad era imposible, ya que violaba las leyes de la óptica. El índice de refracción es siempre mayor que uno. Punto. Fin de la historia. Bien, pues estábamos equivocados. Hay que reescribir los libros de texto. El índice puede ser menor que uno, incluso negativo. Ya lo hemos hecho en laboratorio. En la Universidad de Duke han fabricado un material invisible para la radiación de microondas. En Berkeley han hecho lo mismo, aunque a una escala más pequeña, con luz visible. No es la capa de la invisibilidad de Harry Potter aún, pero un objeto pequeño puede hacerse invisible bajo la luz visible.