jueves, 21 de febrero de 2008

QUE GRANDE ESTE OSCAR

"El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer." Oscar Wilde

viernes, 15 de febrero de 2008

SUGUS DE PIÑA


Las cosas que no cambian, sigue habiendo una probabilidad del 99% de que los últimos sugus que quedan en una bolsa sean los de piña.

domingo, 10 de febrero de 2008

BANCOS

"El sector bancario tiene el talento para privatizar los beneficios y socializar las pérdidas" Martin Wolf, The financial times.
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Todos los banqueros irán al infierno.

miércoles, 6 de febrero de 2008

AMANECER

Estaba hermosa, con esa belleza inexplicable de quien no se siente observada ni trata de estar guapa para nadie. De quien realmente está absorto en sus pensamientos y no en una pose de seudo-pensador.
Estaba sentada en la hierba, con las piernas recogidas entre sus brazos. Llevaba unos vaqueros no muy ceñidos y un jersey verde claro, con una bufanda a la que parecía acariciar en pequeños movimientos con la barbilla, como quien trata de protegerse algo más de la fría brisa del amanecer. Llevaba el pelo recogido y le caían dos pequeños flecos de pelo que le acariciaban la cara.
Me había levantado antes que nadie pues la claridad me había desvelado, y al verla a lo lejos en el jardín salí a buscarla.
Miraba al horizonte inmersa en sus pensamientos, sin notar mi presencia y en ese instante, yo la deseaba. La miraba y la deseaba más que nada en este mundo. Me apasionaba su sentido del humor, su manera de ver lo mejor en cada uno, su risa, sus silencios, sus miradas, su cariñosidad desde el primer momento. Lo adoraba todo de ella y eso que sólo la conocía desde hacía un par de semanas.

Deseaba nunca haberla conocido, deseaba que no fuera algo prohibido, deseaba que no fuera la novia de un buen amigo. Deseaba no desearla, y sin embargo era para mí una lucha imposible de ganar.

Por fin advirtió mi presencia y sin decir una palabra, sólo con un guiño cómplice me invitó a que me sentara. Durante minutos no dijimos nada, sólo escuchábamos el amanecer y respirábamos el aire puro del campo. Pasado ese tiempo, ella me acarició el pelo y apoyándose con el codo en mi espalda me preguntó que tal había dormido. Para ella era sólo un gesto de cariño que tenía con todo el mundo, pero yo sufría cada vez que lo hacía.
- Bien, no fui de los últimos en irme a dormir, algo después que vosotros – refiriéndome a ella y mi amigo.

Después tuvimos una buena conversación sobre los amaneceres y sobre nuestra infancia y para cuando nos dimos cuenta habían pasado más de tres horas y todo el mundo estaba en pié preparando el desayuno. No podía evitar pensar lo bien que conectábamos y lo poco que ella y Dani tenían en común.

Unas semanas más tarde Daniel me contó que lo habían dejado y no parecía importarle mucho, no sabía valorar lo que aquella chica tenía. Como es lógico nunca más volvió a quedar con nuestro grupo de amigos y nunca más he vuelto a saber de ella.

Nunca le dije lo maravillosa que era, nunca supo lo enamorado que estuve durante aquellas semanas y sobre todo en aquel amanecer y nunca sabrá lo que la lealtad no me permitió confesarle... y sin embargo, de algún modo creo que ella ya sabía.

Daniel y yo perdimos el contacto, y aunque toda la pandilla nos juntamos al menos una vez al año, ya apenas hablamos. En cuanto a aquella chica, sigo teniendo grabada su imagen y sus gestos de aquella mañana. Quizá algún día nuestros destinos vuelvan a cruzarse, en algún amanecer.

domingo, 3 de febrero de 2008

NOVELA DE AJEDREZ



Nolvela muy cortita pero muy recomendable, en pocas páginas confirma que por una o por otra, los ajedrecistas están todos locos.